«¡Soñar no cuesta nada!» reza un conocido refrán, pero convertir un sueño en realidad puede parecer inalcanzable para muchos. En la noche del 20 de noviembre, más de 1000 músicos lograron cumplir ese anhelo, participando en la tercera edición de Rockland México.
En la noche del 20 de noviembre, más de mil músicos cumplieron el sueño de tocar juntos en la tercera edición de Rockland México. Este evento, que se ha consolidado como una plataforma para celebrar el poder colectivo de la música, tuvo lugar ante un público entusiasta que presenció cómo la pasión por el rock une generaciones.
Rockland México ha crecido con cada edición. Inició en el Estadio Azul con la participación de 500 músicos, luego en la Arena Ciudad de México con cerca de 800 artistas, y ahora, en su tercera entrega, superó los mil músicos en un solo escenario. Más que una hazaña técnica, este crecimiento refleja el compromiso de sus organizadores por romper barreras y fortalecer la comunidad musical.
El evento comenzó con actividades organizadas por los patrocinadores, como rifas de artículos especiales, entre ellos una guitarra autografiada y una motocicleta. La creatividad de los participantes fue uno de los puntos más destacados. Algunos músicos se disfrazaron de íconos del rock, mientras otros llevaron vestuarios llamativos, como penachos con luces LED o atuendos icónicos de personajes como Freddie Mercury.
El repertorio del concierto abarcó himnos como Bohemian Rhapsody y We Will Rock You de Queen, Highway to Hell de AC/DC, y éxitos en español como De Música Ligera de Soda Stereo. Además, invitados especiales como Gilby Clarke y Alejandro Marcovich aportaron un toque de autenticidad al interpretar clásicos junto a los músicos amateurs.
Tuvimos la oportunidad de platicar con Alan López Rodríguez, un joven de tan solo 12 años que, sorprendentemente, ya suma su tercera participación en Rockland México. En nuestra conversación, Alan compartió sus emociones, experiencias y aprendizajes dentro de este magno evento musical.
“Me sentí muy emocionado de estar rodeado de tantos artistas, aunque sí extrañé al baterista de Moderatto, con quien siento una conexión especial desde mis primeros conciertos. Aun así, el evento fue muy divertido”.
Sobre su preparación, el joven de 12 años relató los retos que enfrentó:
“Tuve problemas con una canción, El Diablo, especialmente con el solo, pero con práctica y ensayos logré superarlo. Aunque me presionaba a mí mismo, valió la pena”.
A pesar de las dificultades logísticas, Rodríguez reconoció la magnitud del evento:
“Es como si fueras un músico famoso rodeado de despertadores, porque ellos te motivan al decirte que tocas bien. Es emocionante”.
El músico también recordó momentos especiales, como tocar “Bohemian Rhapsody” y disfrutar de la energía del público. Inspirado por esta experiencia, expresó:
“Me encantaría tocar en más eventos como este, porque son muy divertidos y significativos para mí”.
Finalmente, reflexionó sobre el impacto de Rockland México:
“Es increíble cómo este evento conecta a gente de toda Latinoamérica. Creo que será recordado por revivir las canciones que marcaron al rock en México y darle una nueva vida a través de las nuevas generaciones”.
Rockland México no solo revive los clásicos del rock, sino que también crea un espacio para que las nuevas generaciones exploren y celebren la música en comunidad.