La resaca tras el Vive Latino siempre nos deja reflexivos…
Tras sufrir varias cancelaciones en su cartel, lo que muchos vaticinaban como un fracaso, no pasó. El festival, nos parece, sacó esa experiencia que tras 24 ediciones (lo que lo hace uno de los más longevos en Latinoamérica) hizo un evento muy bien organizado y que ha muchos nos dejó con el ojo cuadrado en cuanto a su logística.
Bandas entregadas, comediantes de primera línea, lucha libre del Consejo Mundial, buen audio en los escenarios, stands con muy buena atención y sin largas filas, venta merch oficial de todas las bandas, baños limpios, bebederos que tiraron un paro con el tremendo sol que imperaba, la tela que fue colocada en el piso y que la neta te podías sentar o acostar sobre ella…
Y después de esto nos ha hecho pensar bastante, si así estuvo este año, ¿qué nos espera para la edición 25 en el año 25?. Nos pareció bastante acertado ese doble escenario que fue colocado en la carpa intolerante, eso dio pie a que más bandas se presentaran por más tiempo, dándonos ese plus y así maximizando las presentaciones.
Vive Latino ha creado, y tal vez sin querer, una experiencia inmersiva de la cual hemos ido siendo testigos año tras año.
Algo contante han sido los cambios que probablemente no agraden a muchos, pero eso ha hecho que público nuevo y joven llegue a disfrutar del mismo; y gracias a la primera generación que confió en este festival, ahora se disfruta de las amenidades que se ofrecen.
En cuanto al line up, ahora tenemos música para todos, y en el que no solo se incluye punck, rock, ska, reggae sino también cumbia, electrónica, banda y mezcla de ritmos, y es que los jóvenes ya no los discriminan y no se encasillan en uno.
Con el cambio de sede ha surgido la discusión entre varios cibernautas, ¿quedarse en el autódromo o regresar a lo que se llamará Foro GNP?
¿Qué opinan?
Gracias por leernos