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La lucha silente de los medios independientes.

Los medios independientes enfrentan una lucha constante por visibilidad y sustento económico, trabajando sin garantías ni estabilidad. Esta nota reflexiona sobre la precariedad del periodismo digital y rinde homenaje a dos colegas recientemente fallecidos. Un llamado urgente a valorar y apoyar estas voces alternativas.
Velada en el Parque Bicentenario

En la era digital, han surgido medios de comunicación independientes y electrónicos ante una creciente demanda de voces alternativas, de comunicadores que no han logrado insertarse en los tradicionales espacios radiales, televisivos o impresos. Esta realidad refleja una precaria situación laboral, en la que muchos dedican su vida a lo que aman o estudiaron, sin contar con una remuneración fija ni prestaciones sociales.

A diario, aquellos que se atreven a emprender en el ámbito digital combinan múltiples tareas: reporteros, fotógrafos, editores, correctores y community managers, entre otros. Estos profesionales, que a menudo deben gestionar dos o más empleos –por ejemplo, ejercer como fotorreporteros y, simultáneamente, desempeñarse en otra actividad remunerada– hacen frente a la invisibilidad del arduo trabajo que respalda cada publicación. Los lectores, en su mayoría, desconocen el esfuerzo y sacrificio que se esconden tras la pantalla.

La búsqueda de patrocinadores se convierte en un reto frustrante. Las grandes marcas, al no encontrar en los medios digitales los números que desean, prefieren invertir en canales tradicionales, dejando a un sector ya vulnerable en un segundo plano. No pretendo reivindicar a nadie en este debate; cada uno debe asumir sus propias responsabilidades. Sin embargo, hoy me siento especialmente sensible ante la pérdida de dos colegas, Berenice y Miguel, quienes lucharon por ofrecer un contenido que verdaderamente conectara con su público.

Es doloroso constatar que, a pesar del talento y la pasión que inundan estos proyectos, no hay suficientes oportunidades para tantos. La falta de reconocimiento y el exigente mundo de la monetización digital obligan a muchos a sumergirse en un submundo competitivo, donde la lucha por llevar el pan a la mesa se vuelve encarnizada. Para obtener una remuneración justa, se requieren millones de vistas, mientras que la realidad es otra.

A ti, lector, a quién dedico estas líneas, te invito a apoyar el trabajo de los medios independientes: comparte su contenido, interactúa dejando comentarios, reacciona y contribuye a que estas voces alternativas encuentren el reconocimiento que merecen. La partida de Berenice y Miguel nos deja una lección imborrable sobre la fragilidad de nuestro ecosistema informativo y la urgente necesidad de revalorizar el periodismo digital.

La Caminera con Chelico no es responsable por las opiniones expresadas en este espacio.

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