Vive Latino 25 demostró una vez más su precisión y evolución a lo largo de los años. Con bandas puntuales, gran producción y una experiencia mejorada para el público, el festival sigue siendo un referente de la música en Iberoamérica.

Hoy dedicamos nuestro último espacio a esta edición del Festival Vive Latino 25 que, para decir de muchos, fue una buena edición sin muchos contratiempos. Algo que probablemente encanta a los asistentes es que funciona como un reloj suizo.
La mayoría de las bandas estuvo a tiempo en sus escenarios, con gráficas en las pantallas, iluminación sincronizada y un buen audio ecualizado. ¿Qué más se le puede pedir a un festival como este, si en estos 25 años se ha aprendido de tantas malas experiencias?
Muchos recuerdan aquel Muere Latino, donde todos los alimentos escaseaban a eso de las 5 de la tarde y la banda bebía agua hasta en los baños; hoy, cuenta con bebederos dignos donde puedes ir a rellenar tu termo o vaso las veces que quieras.
Después de la pandemia de 2020, que afectó al festival del 2021 (qué no se realizó) y que se retomó en 2022 con muchas dudas sobre si funcionaría nuevamente o sería el acabose para este evento, el equipo de Ocesa reflejó fe en seguir realizando esta fiesta. Y es que, en realidad, aunque ellos dictan el cartel, la diversión y el ambiente los pone el público, que hoy ya se compone de varias generaciones.
Fuimos testigos de familias completas: padres, hijos veinteañeros, adolescentes e incluso niños disfrutando de este acontecimiento. Muchos expresaron que quisieran que el Vive Latino volviera a esa época más punk, más radical.
Con las exigencias de un público diversificado, sería imposible regresar a estilos pasados. Este espectáculo ha comprendido que la mala fama no es buena, y en la medida de lo posible ha corregido todos esos detalles; hoy hasta podemos presumir de buena señal celular dentro del recinto, algo que no sucedía en ediciones anteriores.
Todos quieren estar ahí para encontrarse con esa catarsis colectiva, reencontrarse con amigos que comparten gustos musicales, echar cotorreo y, por qué no, tomarse una foto para publicar en Facebook o Instagram.
El Vive Latino ha visto desfilar a infinidad de artistas, con un formato que te permite ver y escuchar bandas mexicanas, agrupaciones de Latinoamérica, de Estados Unidos e incluso de Europa. Una escena de nuevos músicos que ha impulsado la carpa a ser cada vez más grande.
Es un lugar donde nuestra Caminera ha encontrado la razón de ser: una mezcla de razas, ritmos, tradiciones e incluso de vestimentas, todo en torno a ese “algodón” que todos amamos, es decir, la música. Larga vida al Festival Iberoamericano de Cultura Musical. Muchas gracias, Vive Latino, por existir.
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