Descubre la historia y el origen de la torta de tamal, también conocida como guajolota, un icónico antojito mexicano que combina el bolillo con el tradicional tamal.

El mundo estaba en guerra. Era 1945 y en México había escasez de café, llantas y medias. Hasta ahí, los efectos del conflicto.
El Tlacuache salió de La Antigua Roma y se dirigió al Callejón de la Amargura. Llevaba bajo el brazo una bolsa con bolillos para compartir con la palomilla que se reunía en la Plaza Garibaldi. Era el momento de “darse el bajón”, de comer algo después de beber tanto.
El Tlacuache era diablero del barrio de La Merced y sabía que, a esas horas de la tarde, cuando ya no quedaba botana en las pulquerías, un bolillo con salsa hacía más llevadera la jornada. Ya en el callejón, se encontró con su comadre, La Guajolota, quien había conseguido, además de la salsa que le regaló El Güero de los tacos, unos tamales fritos bien crujientes que compró en la esquina.
La palomilla era generosa, y La Guajolota lo sabía mejor que nadie. Y entonces, ¿cómo definir el momento en que llega la inspiración? El Tlacuache abrió un bolillo con sus propias manos, empujó el migajón con los dedos para hacerle espacio a un tamal de La Guajolota y, sin saberlo —¿quién podría saber tanto?—, nació un nuevo platillo: la torta de tamal.
Cuando la vendedora de tamales fritos le preguntó al Tlacuache:
—¿Qué comes?
Él simplemente respondió, mirando de reojo a su comadre:
—Una guajolota.
El resto de la historia es fácil de imaginar. En los días siguientes, las tamaleras de Plaza Garibaldi ya tenían a la venta las guajolotas.
Fuente: David Contreras
By: Tlamatini Clothes
De la página @Historia, Cultura y Tradiciones de México
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